La violencia intrafamiliar aumentó durante el confinamiento por COVID-19

La ONG Observatorio Venezolano de Violencia señaló que 28 niños y adolescentes fueron asesinados en 2021 en Caracas y Lara

 

LIZ GASCÓN @LizGascon

 

En el año 2021 se registraron 21 asesinatos de niños, adolescentes y jóvenes en el Área Metropolitana de Caracas y 7 infanticidios en el estado Lara, revela un estudio del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) presentado el martes 22 de febrero en el foro virtual “Violencia estructural en la familia en la crisis humanitaria”.

La profesora Iris Amelia Rosas, coordinadora del OVV, señaló que 8 de las 21 muertes violentas que contabilizaron en la región capital ocurrieron en intervenciones policiales en parroquias donde actúan grupos criminales: Petare, Baruta, El Valle, Fila de Mariches, La Vega, San Agustín, San Juan y Sucre. Las víctimas eran jóvenes y adolescentes. Aunque las muertes fueron reportadas por las autoridades como resistencia a la autoridad, hay familias que denunciaron que se trató de presuntas ejecuciones extrajudiciales.

Entre los tipos de violencia extendida y sufrida por los niños, niñas y adolescentes en el país, la organización no gubernamental identifica los homicidios, violaciones, agresiones graves y suicidios; pero hay otros delitos menos conocidos debido a que no se denuncian, como la inseguridad alimentaria, el abuso sexual, la tortura, agresiones menos graves, violencia psicológica, intentos de suicidio, no escolarización, desaparición y explotación sexual, que van en aumento, advirtió el sociólogo Carlos Meléndez, coordinador del OVV capítulo Lara.

“La violencia contra niños, niñas y adolescentes se expresa de diferentes formas. Los niños mayores de 10 años deben realizar con más frecuencia trabajo infantil, mientras que las niñas de 4 a 5 años de edad son más vulnerables a la violencia sexual”, advirtió Meléndez.

El abogado Eliécer Lobo, director de la Fundación Vidas con Propósito de Barquisimeto, considera que el Estado debe restablecer los derechos de los niños, niñas y adolescentes.

“Las instituciones receptoras de denuncias (como la policía o los consejos de protección) no reúnen los requerimientos mínimos para la atención de los delitos y, en algunos casos, evidenciamos la revictimización porque no dan el tratamiento adecuado”, subrayó.

 

Violencia intrafamiliar en aumento

Rosas señaló que el aumento de la violencia intrafamiliar deja a la población infantil en una situación cada vez más vulnerable. Esta tendencia se asocia a la falta de políticas públicas preventivas, la pobreza extrema, las privaciones de servicios públicos, la inseguridad y el resquebrajamiento en el papel protector de la familia. El Estado es el principal responsable en estos casos, sostuvo.

“La violencia sufrida y extendida genera secuelas físicas y psicológicas que prolongan el riesgo a la violencia y a ser captados por el crimen organizado. Se debe hacer un llamado para evitar que la violencia siga teniendo mayor intensidad y que a largo plazo se tengan hijos del odio que pueden llegar, incluso, a ser canales de mayor violencia en el futuro”, alertó Meléndez.

De acuerdo con Meléndez y Rosas, la sociedad civil, ONG y las escuelas han diseñado programas e iniciativas para contener la violencia y brindar atención a los niños, niñas y adolescentes ante la ausencia del Estado.

“La sociedad civil abre comedores para atender el tema de la seguridad alimentaria y va adquiriendo herramientas para la atención de la violencia, pero también los vecinos. En la escuela también hay una especie de búsqueda alternativa de contención de la violencia y no lo hacen por medio de las entidades estatales, sino por gestión individual de maestros con el apoyo de familiares en el exterior”, agregó Meléndez.

 

Revictimización y estrés en la juventud

Por otra parte, la coordinadora regional de Alimenta la Solidaridad en Lara, Grace Morales, indicó que la carencia de servicios públicos y la pobreza estructural han desencadenado más estrés en la juventud que vive en zonas vulnerables.

“Cada vez más jóvenes son empujadas a tener hogares, a ser cuidadoras y amas de casa a temprana edad y ellas ven como un medio para escapar del entorno salir con hombres mayores, y nos genera profunda preocupación porque ya se está naturalizado este hecho”, precisó la especialista en desarrollo humano. Morales señaló que a los 31 años de edad las mujeres residenciadas en sectores populares de la entidad larense ya tienen varios hijos y declaran que han dejado de considerarse jóvenes. A la par, mencionó que afrontan el embarazo y la crianza con poco conocimiento o falta de herramientas.

“Los niños son empujados desde corta edad a ser adultos en el manejo emocional, y las niñas asumen el rol de cuidadoras de sus hermanos o de sus propios padres. El inicio de la adultez a edades muy tempranas genera frustraciones y poca exploración vocacional”, subrayó.