José Manuel Figueroa, de 18 años, acababa de salir de un centro de rehabilitación para tratar su adicción y estaba retomando la rutina con su familia. Gran parte de su cuerpo tenía señales de golpes

LORENA MELÉNDEZ @loremelendez

Después de tres días desaparecido, los familiares encontraron el cadáver de José Manuel Figueroa Navarro, este lunes, 18 de julio de 2022, en un matorral cercano a la capilla del barrio El Morro de Petare, en el municipio Sucre del estado Miranda. Su madre lo había visto por última vez el pasado viernes 15, cuando salió de su casa a comprar una galleta.

«Él me pidió la tarjeta y yo se la di, porque ahí solo había cinco bolívares de saldo», afirmó su madre, Angélica Navarro. Ella sabía que el poco dinero que tenía era insuficiente para comprar droga. Su hijo, de 18 años, recién había salido de un centro de rehabilitación para tratar sus adicciones y estaba retomando la rutina junto a su familia. Pero ese viernes, al mediodía, desapareció. Cuatro horas y media después, un conocido llamó a la casa para decir que varios muchachos le estaban dando una paliza al joven, cerro arriba, en El Morro.

Cuando los parientes subieron, nadie lo consiguió. Nadie, en los alrededores, había visto algo. La búsqueda de José Manuel continuó en hospitales, durante días, y también en el mismo barrio. Pero no fue sino hasta el lunes, a las 10:30 am, que lo consiguieron. Estaba muerto. Gran parte de su cuerpo tenía señales de golpes.

«Yo pienso que quienes lo golpearon lo habrían hecho para ganarse un puesto más grande», sentenció la madre de la víctima, quien hasta el último momento mantuvo la esperanza de conseguir vivo a José Manuel. Por esa razón no había denunciado la desaparición ante el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc). En la calle, lo que se comentó es que la golpiza se la dieron, porque debía dos dólares a unos vendedores de droga. Hasta ahora, no hay ningún señalado por el asesinato.

El joven era el mayor de tres hermanos y había estudiado hasta octavo grado de educación básica. No tenía hijos. Vivía con sus padres en el barrio Isaías Medina Angarita, también en Petare.

Entre mayo de 2017 y mayo de 2022, 12 personas han sido asesinadas en medio de ajustes de cuenta por drogas, en el Área Metropolitana de Caracas, de acuerdo con datos recabados por Monitor de Víctimas.