#Caracas | Denuncian a PNB de asesinar a un joven herido en otra balacera
Familiares indicaron que Valentín Alberto Cárdenas Acuña, de 23 años, no se podía levantar solo de su cama y tampoco caminaba, porque las balas le habían impactado la ingle. Los funcionarios aseguraron que murió en medio de un enfrentamiento
Inés Acuña cuenta que al único hijo que le quedaba vivo lo hirieron de bala el pasado 23 de septiembre de 2022, mientras ella celebraba su cumpleaños. Madre e hijo se habían trasladado desde su residencia en Caucagua, en el municipio Acevedo de Miranda, hasta la casa de la abuela en el barrio Caballo Mocho, de Filas de Mariche, en Caracas, para hacer la reunión familiar que quedaría marcada por una balacera. Cinco días después, sin embargo, ocurriría algo peor.
Eran las 7:00 pm cuando Valentín Alberto Cárdenas Acuña, de 23 años, le acababa de llevar la torta a su madre y había salido nuevamente a comprar los refrescos de la fiesta. Pero esa noche, un enfrentamiento entre bandas y la policía truncó el convite cuando el joven quedó en medio del fuego cruzado. Una bala le impactó una pierna y le rozó los testículos y otra entró por su cadera y se alojó cerca del colón.
Cárdenas Acuña fue llevado al Hospital Dr. Domingo Luciani, en El Llanito, y al día siguiente lo dieron de alta, pero tenía una bala dentro de su cuerpo. Detectives del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) entregaron documentos a la familia que comprobaban que el muchacho quedó en medio de la línea de fuego, que no había participado en el enfrentamiento, y recomendaron que lo llevaran al departamento de Medicina Legal en la sede del Servicio Nacional de Medicina y Ciencias Forenses (Senamecf), en Bello Monte, para que lo examinaran y para que denunciaran el hecho.
Este último paso lo cumplieron la mañana del martes 27 de septiembre y confirmaron que necesitaba una cirugía. Cuando volvieron a casa, Cárdenas Acuña comenzó a vomitar. La bala que había quedado cerca del colon se la debían sacar pronto. No podía caminar.
Desde que lo hirieron, el joven se había quedado en la casa de su padre, en la calle Juan XXIII de La Dolorita, y allí estaba el miércoles 28, cuando se preparaba para hacerse una ecografía en una pequeña clínica de La Florida. Eran las 7:00 am, cuando los golpes hicieron retumbar la puerta de la vivienda. Miembros de la División Contra La Delincuencia Organizada de la Policía Nacional Bolivariana (DCDO-CPNB) tenían rodeada la casa.
Una tía de Cárdenas Acuña se acercó a la salida y, al abrir, la empujaron y le lastimaron un brazo. Funcionarios de la Policía Nacional irrumpieron en la casa para revisar sin orden de allanamiento. Se abrían paso con violencia y amenazas. Cuando vieron al joven sentado sobre su cama, sin poder moverse por las heridas de bala, comenzaron a hacer preguntas: qué le había pasado, por qué no podía moverse, por qué no estaba internado.
La madre de Cárdenas Acuña empezó a contar la historia y a mostrar los documentos que exculpaban a su hijo de estar vinculado con la balacera. Pero de nada sirvió. Los uniformados resolvieron llevar detenidos a los padres del muchacho y a su tía. Los recluyeron en la sede de la PNB hasta las 2:00 pm y luego los trasladaron hasta Filas de Mariche para liberarlos. El muchacho se quedó solo en casa.
El camino de regreso lo hicieron a pie. Cuando llegaron, todo estaba desordenado. Se habían llevado todos los objetos de valor, dinero en efectivo y hasta comida. Cárdenas Acuña tampoco estaba, pero las sábanas de su cama tenían sangre, la pared estaba salpicada y todo estaba roto. En otras partes de la casa había balas incrustadas. A esa hora, el joven estaba en el Hospital Domingo Luciani, en El Llanito, muerto. Hasta allá lo llevaron los policías junto a otros dos vecinos que también murieron.
La reconstrucción que los vecinos hicieron del hecho es confusa: algunos dicen que lo sacaron vivo de su casa, y otros aseguran que ya estaba muerto. Otros más cuentan que los policías se habían ido de la vivienda y luego volvieron con la hermana de uno de los presuntos delincuentes que murió en la balacera en la que hirieron a Cárdenas Acuña, la semana anterior.
La madre del joven temblaba de impotencia mientras hacía el recuento de lo sucedido. Acababa de lograr que no lo enterraran arbitrariamente con el resto de los hombres que la PNB mató ese día, durante un operativo que se extendió por barrios de Petare, La Dolorita y Filas de Mariche. Pero no pudo convencer a las autoridades para que le dejaran velar el cuerpo y despedirlo. Los policías aseguraron que murió mientras se les enfrentaba, aunque las heridas ni siquiera lo dejaban caminar. También dijeron que era integrante de las bandas de alias «Wilexis” y “Cheo”.
Cárdenas Acuña era buhonero. Vendía caramelos en Caucagua y así mantenía a su hija de 3 años. Era el menor de tres hermanos, aunque el único vivo. Hace 16 años, mataron a uno de ellos para robarlo y hace 6 asesinaron a otro en medio de una discusión.
El joven es una de las 13 víctimas que, de acuerdo con cifras de Monitor de Víctimas, dejó el operativo que la PNB emprendió durante días en varios barrios de tres parroquias del municipio Sucre. Hasta agosto de 2022, 17 personas habían muerto por ejecución extrajudicial en esas zonas.