Diego, asesinado por la PNB en El Valle, enseñaba baloncesto a los niños
Los familiares del hombre, de 31 años, contaron que funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana se desplegaron en la calle 2 de Los Jardines de El Valle, tras supuestos delincuentes. La víctima iba a visitar a su mamá. Los parientes denunciaron que le dispararon en la cabeza sin mediar palabras, y exigen justicia.
Unos policías le dispararon a Diego cuando llegaba a casa de su mamá. En el instante que les dio la espalda a los funcionarios, para entrar a la vivienda, accionaron el arma directo a su cabeza.
La familia de Diego Digleibert Delgado Landaeta escuchó el tiro. Iban a ser las 7:00 p. m. del miércoles 9 de febrero. Minutos antes una comisión de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) entró al sector Calderón de la calle 2 de Los Jardines de El Valle, tras unos delincuentes que los vecinos vieron correr y presumen que solo van a la zona a delinquir.
Cuando la familia del joven, de 31 años, salió de la casa al escuchar el tiro, él aún estaba vivo. La policía impedía que lo trasladaran a un centro asistencial, pero los vecinos apoyaron a los parientes de Diego ante la comisión y lograron trasladarlo al hospital de Coche.
Un grupo de funcionarios escoltó a los familiares de Diego. Por falta de insumos tuvieron que irse del hospital de Coche al Pérez Carreño, donde sí lo recibieron, pero no había tomógrafo. Ahí falleció.
“Ya era de noche, nos costaba conseguir un sitio donde hacerle la tomografía y no teníamos el dinero para llevarlo a una clínica. Además, teníamos que conseguir una ambulancia especial, por su condición delicada, que también costaba encontrarla. En ese tiempo murió sin ayuda”, contó un pariente a Crónica.Uno, quien por prevención no ofreció su nombre.
En la ficha del hospital, recuerda el familiar, los funcionarios escribieron que el joven resultó herido en un supuesto enfrentamiento. “Los policías ni siquiera le dieron voz de alto, simplemente dispararon y ya”.
Diego enseñaba baloncesto a los niños y adolescentes de su comunidad, en la cancha Deportivo Calderón de El Valle. Hace al menos ocho meses había comenzado a organizar a los muchachos, a tal punto que el grupo de 10 a 16 años entrenaba los lunes, miércoles y viernes, y los más pequeños, de 5 a 9 años, iban los martes y viernes.
Los niños de la comunidad conformaban el equipo Raptors Juniors y jugaban partidos amistosos que organizaba Diego, apoyado por dos vecinos más, también aficionados al baloncesto como él.
“Era aficionado al baloncesto, quería entrenar a los niños para que se entretuvieran y no tuvieran la mente en el ocio y en las cosas malas. Habían mandado a hacer unos uniformes”.
La víctima dejó huérfana a una hija, de 7 años. Vivía con su pareja y frecuentemente visitaba a su madre. Trabajaba instalando luces y sonidos para eventos. Su familia exige justicia, esperan que en la PNB investiguen lo sucedido.
El asesinato de Diego conmocionó a los vecinos del sector Calderón, quienes la noche de su muerte tocaron cacerolas y protestaron contra el accionar de la PNB en la zona, incluso los sacaron de la comunidad en rechazo por los operativos “en los que caen inocentes como Diego”.
Entre 1996 y 2020 los cuerpos policiales y militares de Venezuela cometieron al menos 7893 ejecuciones extrajudiciales en el país, según el informe 25 años de Ejecuciones Extrajudiciales en Venezuela, de la organización Provea y el Centro Gumilla. La investigación destaca que los jóvenes que viven en zonas populares han sido criminalizados y se convirtieron en las primeras víctimas de la letalidad policial.