En Lara se registraron seis muertes violentas del 3 al 9 de agosto

El cronista y fundador de la urbanización Bararida de Barquisimeto así como  un funcionario del Cuerpo de Bomberos de Iribarren fueron asesinados cuando los robaban

LIZ GASCÓN

Tres homicidios y tres ejecuciones extrajudiciales se contabilizaron en Barquisimeto, capital del estado Lara, entre el lunes 3 y el domingo 9 de agosto. Un cronista y un bombero se cuentan entre las víctimas.

A golpes mataron a Alexis David Chirinos Carrasco, de 69 años de edad, cronista y fundador de la urbanización Bararida de Barquisimeto. Según vecinos, el crimen ocurrió al momento en que un número no precisado de delincuentes entró y robó en la vivienda de Chirinos el 3 de agosto. El cadáver del sexagenario lo encontraron sus vecinos al día siguiente al notar que las puertas de la casa estaban abiertas y que éste no había salido a caminar como solía hacerlo. “Le llevaron todo de su casa”, comentó un allegado.

Al día siguiente, en horas de la madrugada,  Fernando Jesús Ramírez Lameda, de 32 años de edad, fue asesinado de un disparo en el abdomen en el barrio Bolívar, al oeste de la ciudad, para robarle su teléfono.

Mientras que Leonardis de Jesús Colmenares, de 33 años de edad, cabo segundo del Cuerpo de Bomberos de Iribarren, fue herido de bala para robarle su moto y otras pertenencias el 8 de agosto. Colmenares salió de su casa a las 8:00 pm con la intención de hacer la cola para poner gasolina en una estación de servicio ubicada a 13 kilómetros de su domicilio. En el camino habría sido interceptado por un hombre que lo desvió a la avenida principal de Las Playitas y lo hirió con un arma de fuego en el abdomen, relató su pareja, Yolimar Mendoza.

El funcionario fue trasladado hasta un ambulatorio, pero falleció al poco tiempo de su ingreso. “Donde él apareció no era parte de su trayecto. Él cargaba una esclava y un anillo de plata, su teléfono y la moto. Salió de la casa a las 8:00 pm, andaba solo y lo encontraron a las 8:30 pm”, agregó Mendoza.

Colmenares, quien prestó servicio en el Cuerpo de Bomberos de Iribarren durante 12 años y permanecía de reposo por una lesión en la columna, dejó tres niñas huérfanas.

Asesinados en incursiones de las FAES

Tres jóvenes fueron asesinados en procedimientos de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) en menos de 24 horas. El 3 de agosto el cuerpo adscrito a la Policía Nacional Bolivariana (PNB) reportó tres presuntos enfrentamientos en sectores populares de Barquisimeto. Dos de las víctimas fueron trasladadas por los funcionarios a sectores distantes de sus domicilios donde murieron. Sus familiares encontraron los cadáveres en la morgue del hospital central Antonio María Pineda, y niegan que se hubieran  enfrentado a los policías, como lo señalan en las minutas.

Kevin Alexander Garcés Escalona, un comerciante de 21 años de edad, salió el lunes pasadas las 6:00 pm a comprar queso cuando fue detenido por una comisión de las FAES a pocas cuadras de su casa. Dos horas más tarde murió a manos del cuerpo de seguridad en Propatria.

“Pensábamos que se lo habían llevado por incumplir el horario de la cuarentena, nos decían que en el procedimiento habían dos muertos y ocho heridos hasta que un oficial nos mandó al hospital. No tenía antecedentes”, declaró una tía materna que reservó su identidad.

Deivis Daniel Hernández, de 35 años de edad, también fue sacado de su casa, en el barrio El Roble, por funcionarios de la Brigada de Respuesta Inmediata (BRI) antes de las 7:00 am. El grupo lo mató en un terreno baldío del sector Simón Rodríguez, denunció un vecino.

Dolientes deben pagar por todo

Ese mismo día, a la 1:30 pm, las FAES entraron a la fuerza a la casa de la suegra de Kevin Michell Díaz Goyo, un vendedor ambulante de 31 años de edad, y allí lo asesinaron. Previamente se llevaron en una patrulla a su esposa y tres niños hasta el comando policial.

“Ellos llegaron en dos carros y dos patrullas con violencia, decían que llegaron a matar”, mencionó un testigo. Los funcionarios acordonaron la zona durante cinco horas. Díaz es el segundo de ocho hermanos asesinado por un organismo de seguridad del Estado. Desde 2012 tenía antecedentes por hurto.

“A él no lo podía ver ningún funcionario porque se lo llevaba, nunca lo borraron del sistema y ya había pagado un año detenido en el Destacamento de Seguridad Urbana (DESUR) de la Guardia Nacional”, recordó su madre.

Los familiares debieron comprar un bisturí, guantes y tapabocas para retirar el cuerpo tres días después, pues en la morgue no tenían materiales para practicar la autopsia.