La FAES arrancó el año con ocho presuntas ejecuciones extrajudiciales en Macarao

Ángel David Campos Álvarez, de 21 años de edad, fue montado en una patrulla la mañana del miércoles 9 de enero. Luego apareció con dos tiros en el pecho en el hospital Pérez Carreño

Yohana Marra @Yohanamarra / Fotografias Carlos Ramírez
10/01/19

Yo iba en el metro y me llamaron para decirme que lo habían montado en una patrulla a las 8:00 am cuando iba bajando a Las Adjuntas. Pero a la 1:30 pm fue que lo encontré muerto en la morgue del Pérez Carreño”, soltó un familiar mientras terminaba los trámites para retirar el cadáver.

Ángel David Campos Álvarez fue asesinado el miércoles 9 de enero durante la incursión de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) entre Macarao y Las Adjuntas, que inició la mañana del pasado martes y resultó con 8 fallecidos.

Según la información policial se enfrentó a los funcionarios y presuntamente era miembro de la banda del “gordo Edward”. Sin embargo sus familiares –quienes por miedo a futuras venganzas de los efectivos pidieron no revelar su nombre–, lo negaron.

El joven de 21 años de edad, fue detenido a las 8:00 am por los funcionarios cuando salía de su casa, ubicada en el sector Los Tubitos del barrio La Charanga, en Las Adjuntas. Un tío estaba presente y trató de evitar que lo detuvieran cuando bajaba por las escaleras. Pero recibió insultos y empujones de la comisión.

Luego de que lo montaron en la patrulla no supieron más de él hasta que lo hallaron muerto con dos tiros en el pecho. Los uniformados no les dijeron a donde lo llevaban y su tío tampoco vio que verificaran sus datos antes de detenerlo.

Ángel David iba a comprar algo de comer para la casa y luego iría a buscar varios paquetes de cigarrillos en Ruíz Pineda, pues los vendía en la salida del Metro Las Adjuntas. Por esta razón llevaba bastante efectivo encima, ya que compraría su mercancía y la de unos amigos a quienes les servía como especie de proveedor.

En la morgue del hospital solo apareció con su ropa. El efectivo, la gorra y su bolso no los tenía y tampoco se los entregaron a sus parientes.

“Cuando fui a hacer la denuncia los mismos funcionarios del Cicpc me dijeron que lo mataron para robarle toda la plata que tenía encima, es decir, lo mataron y para más lo robaron. Él no tenía registros policiales ni era malandro, porque si fuese homicida o ladrón yo diría que se lo buscó, pero no andaba en malos pasos”, contó el pariente.

Solo estuvo detenido unas horas, cuando tenía 15 años de edad, porque robó un par de medias en el bulevar de Las Adjuntas. Luego, aseguraron sus parientes, no estuvo preso ni metido en problemas.

No tiene esperanzas de que al menos detengan a los funcionarios que lo mataron cuando era inocente, aseguran que en este tipo de operativos mientras más muertos haya mejor para ellos.

Ángel David vivía con su madre, sus hermanos y su pareja, quien tiene ocho meses de embarazo. Abandonó los estudios de primaria y se dedicó a trabajar.

“Los matan como animales, cómo le pueden quitar la vida a un ser humano así como así. Si él tuviera antecedentes penales para eso existen las prisiones, pero no tienen que matarlos. Dónde queda nuestro dolor, pareciera que esa gente (los policías) no tienen familia”.

Momentos después de que se llevaron a Ángel David mataron a Anthony Daniel Meneses en el bulevar de Santa Cruz, en Macarao. Fuentes policiales lo identificaron por su apodo “el Mimilo”.

En sus partes íntimas tenía una granada. Lo descubrió el personal del hospital Pérez Carreño cuando llegó herido. Por esta razón funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) tomaron el centro médico.

El arma fue identificada como Stung F1 de fabricación rusa, conocida como “granada limón”.

Los familiares de Ángel David esperan poder velarlo y enterrarlo, tratarán de conseguir los 300 mil bolívares que cuesta el servicio funerario. De lo contrario tendrán que enterrarlo sin velarlo.

Entre el martes 8 y el miércoles 9 de enero, al menos ocho personas fueron asesinadas durante los operativos de las FAES en Macarao y Las Adjuntas.

El martes murieron seis y el miércoles dos. Es la primera masacre que se registra en las barriadas caraqueñas en 2019.