Joven señalado por maltrato doméstico quemó viva a boxeadora tras conflicto familiar

Una semana antes del hecho, la víctima de 18 años de edad, había sido atacada con un bate por parte de su presunto homicida

Lorena Meléndez @loremelendez / Fotografía: Carlos Ramírez
24/04/19

 

Seis días transcurrieron antes de que Ailín Oriana Silva Solórzano, de 18 años de edad, muriera de un infarto con 98 % de su cuerpo quemado. La mañana del 16 de abril pasado, la rociaron con combustible y la prendieron en fuego. Su presunto victimario, un joven con quien había peleado por motivos familiares, la había amenazado meses antes a través de su Facebook. “La gasolina es barata (…) Tú me dices y se prende la maldición de una vez”, escribió en el muro de su perfil en octubre de 2018.

Todo comenzó cuando la familia de Ailín y quien suponen que es su asesino, un joven llamado Ray José Escalona López, empezaron a reñir. El muchacho es la ex pareja de una prima de la víctima, a quien había maltratado y amenazado. Ese comportamiento hizo que los parientes evitaran que el bebé que nació de esa unión viera a su padre con frecuencia. Ailín varias veces defendió a su prima y él quiso tomar venganza.

“Él es un ‘chocón’: a él le gusta matar, robar, a él no le importa nada. Se mete con las mujeres”, señaló Eilín Chona, quien fue la pareja de Ailín. La joven era boxeadora y se mantenía con lo que ganaba como buhonera en la avenida Sucre de Catia, parroquia Sucre del Distrito Capital.

La segunda semana de abril, Ailín se encontró con su presunto victimario. Ella hablaba con unos amigos en la plaza Sucre de Catia en horas de la tarde y él llegó a atacarla con un bate. Le pegó en las costillas, pero ella, más ágil, tomó el palo y comenzó a golpearlo. Ella terminó con moretones en el torso y él con un brazo roto. “Eso es para que aprendas a no pegarle a las mujeres”, le gritó la joven cuando lo dejó ir.

Los días pasaron y Ailín siguió con su vida. La noche del lunes 15 de abril llamó a su novia, que había viajado fuera de Caracas, y le dijo que iría a una fiesta. Eilín, su pareja, le recomendó que no fuera, pero la joven salió. En la madrugada, para no llegar a su casa de Alta Vista tan tarde y pasada de tragos, decidió dormir en una especie de refugio en El Paredón de Catia, al oeste de Caracas, un galpón abandonado en donde los jóvenes se acuestan en colchonetas.

Cuando ya había avanzado la mañana del 16 de abril, Ailín seguía dormida junto a una amiga. Su presunto homicida se enteró de que estaba en el refugio y fue hasta el sitio. La amiga de Ailín se despertó y el muchacho la amenazó hasta hacerla correr. La joven huyó, pero momentos después volvió para evitar una tragedia. Cuando regresó, ya la boxeadora ardía en llamas en el suelo y el victimario se había ido. La había despertado el dolor de las quemaduras.

La amiga de Ailín apagó el fuego con una sábana y se llevó a la víctima hasta el hospital Periférico de Catia. De allí fue remitida a la Unidad de Quemados del hospital de Lídice, donde pudo contar lo que había pasado y señalar al culpable. El domingo 21 de abril, poco antes de las 8:00 am, sufrió un infarto.

El próximo mes de julio hubiese cumplido 19 años de edad. Estudiaba en la Misión Ribas y, al terminar, planeaba cursar Diseño Gráfico junto a su novia. También quería boxear profesionalmente.

De acuerdo con los datos recabados por Monitor de Víctimas, 19 mujeres fueron asesinadas durante el primer trimestre del año y 57 % de ellas eran menores de 35 años. En ese mismo período, dos murieron por armas de combustión, tal como Ailín Silva, cuya muerte deja huérfana a una niña de tres años.