Vecinas asesinaron a fotógrafo jubilado de la alcaldía de Iribarren
En complicidad con tres jóvenes le dieron muerte al sexagenario la madrugada del domingo 24 de mayo. Al siguiente día, un hombre celoso asesinó al novio de su ex pareja
Milvio José Peña Romero, de 68 años de edad, vivía en la calle 3 entre carreras 12 y 13 del barrio Unión, al noroeste de Barquisimeto. Como muchos, acostumbraba sentarse en la puerta de su casa cuando se cortaba el fluido eléctrico en el sector. Allí se reencontraba con otros vecinos que tenían igual hábito. Ese domingo 24 de mayo, estuvieron al menos cinco horas en penumbra y, a las 11:00 pm, cuando llegó la luz, se despidió de sus vecinos y se metió a su vivienda.
Una hora después, pasada la medianoche, un vecino se extrañó de verlo nuevamente en la puerta de la casa y le preguntó qué hacía afuera. El sexagenario le dijo que unas vecinas, con las que tenía constante contacto, le habían pedido que les hiciera comida y él las estaba esperando.
En horas de la mañana del día siguiente, vecinas de Peña Romero se preguntaban por qué éste no había salido y decidieron tocar a la puerta. Lo hicieron en varias oportunidades, pero nadie respondía. Al notar que la puerta trasera de la vivienda estaba abierta, una de las mujeres decidió entrar a la casa.
Lo que encontró fue una escena espeluznante, la vivienda se encontraba totalmente desordenada y al avanzar hasta la habitación encontró a su vecino tirado en el piso, muerto y con evidencia de haber sido asesinado.
El cuerpo del sexagenario tenía el rostro prácticamente desfigurado por golpes y estaba atado de pies y manos con cinta de embalar, una correa y trozos de sabanas.
Detectives del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) recabaron evidencias en el lugar y entrevistaron a los vecinos quienes aportaron información valiosa que ayudó a capturar a Génesis Daimar Martínez Quevedo y Angie Daimar Quevedo Mendoza, de 23 y 22 años de edad, respectivamente, así como a Luis José Chirinos Ure, de 20 años de edad, uno de los autores materiales del homicidio. Fuentes policiales calculan que el crimen se perpetró aproximadamente la 1:00 am.
Las mujeres detenidas, quienes también vivían en el sector, fueron quienes pidieron a Peña Romero que les hiciera comida. Una vez dentro de la vivienda, le abrieron la puerta a Chirinos Ure y dos jóvenes más que actualmente son prófugos de la justicia. Trascendió que los tres hombres sometieron al sexagenario y, una vez que cometieron el robo y el crimen, escaparon con las dos mujeres por la parte de atrás de la casa luego de saltar una pared.
Los maleantes robaron una cámara fotográfica, una laptop, dos teléfonos celulares, una planta de música y documentos personales.
Uno de los tres hijos del sexagenario, el único que vive en el país, se presentó al lugar y manifestó que su padre era una persona de gran corazón, muy querido por la comunidad. Por más de 20 años trabajó como fotógrafo de la Alcaldía de Iribarren y además fue locutor de Radio Minuto. Por falta de gasolina en su vehículo tenía dos meses que no veía a su padre, pero a diario se comunicaba con él vía telefónica.
Lo amenazaron y lo cumplieron
La tarde del 25 de mayo transcurría tranquila en el sector 1 de Chirgua, al este de la capital del estado Lara, donde Víctor Manuel Rivas García estaba jugando pelota con dos niños, hermanos de su novia.
Aproximadamente a las 5:30 pm, un hombre armado se presentó al lugar. Cuando Víctor Manuel lo vio sabía que venía por él y corrió tratando de salvar su vida, pero el sujeto lo alcanzó y le propinó un disparo en el abdomen que le segó la vida de manera instantánea. Posteriormente, el asesinó escapó del lugar.
Los vecinos avisaron a la madre del joven, quien reside a unas dos cuadras del sitio del crimen. Al llegar al lugar y en medio del llanto, contó que el homicida había amenazado a Víctor Manuel, quien tenía 19 años de edad y era el segundo de sus cuatro hijos. Cree que este sujeto estaba molesto porque Rivas García era el novio, desde hace tres meses, de una joven que había sido pareja de su victimario.
Antes de la cuarentena decretada para impedir el contagio de la Covid 19, la víctima se ganaba la vida como parquero en el hospital central de Barquisimeto y, además, laboraba en una tipografía. Actualmente no estaba trabajando porque no podía movilizarse por falta de transporte.