Asesinato de periodista desnuda inseguridad reinante en la UCV
El asesinato del periodista José Daniel Hernández Sequera de 25 años nuevamente puso de manifiesto la situación de inseguridad por la que atraviesa la Universidad Central de Venezuela, casa de estudios que en los últimos tres meses ha visto cómo sus instalaciones se han convertido en una tierra de violencia y muerte.
Hernández Sequera habría salido de su casa a trotar el 31 de julio, como era habitual, pero ese lunes no regresó, la familia preocupada porque no era normal que no regresara a su hogar comenzó a buscarlo, no fue sino hasta mediados de la mañana del 1 de agosto cuando su cadáver fue localizado tendido en “Tierra de Nadie”, área verde de la máxima casa de estudios ubicada entre los edificios de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales (Faces) y la Escuela de Derecho.
El cadáver presentaba una profunda herida en el cuello, pero no había evidencias de sangre en el lugar salvo un rastro de gotas que se extendía hacia el área de los cafetines ubicados entre las escuelas de Comunicación Social y Trabajo Social, en dirección hacia la principal entrada al área universitaria, al parecer el comunicador había tratado de buscar ayuda en el Hospital Clínico Universitario, pero la gravedad de las heridas le impidió llegar.
El caso es manejado por los cuerpos policiales como un robo, sin embargo funcionarios del Cicpc realizaron un rastreo del teléfono del joven egresado de la Universidad Santa María en enero de este año, con el objetivo de descartar cualquier otro móvil en el asesinato.
Familiares de Hernández Sequera denunciaron la inseguridad imperante en la llamada “Casa que vence la sombra”, indicaron que funcionarios de seguridad no le brindaron ayuda al joven cuando ingresó herido.
“Quizá porque estaba en shorts y franela pensaron que era un indigente más y obviaron ayudarlo, sin tomar en cuenta que se trataba de un ser humano que necesitaba ayuda, por esa tardanza murió”, dijo una prima quien pidió no ser identificada.
Por su parte voceros de seguridad de la UCV señalan que el día de la muerte de Hernández, recibieron un reporte a las 7:30 pm que alertaba sobre el ingreso de una persona herida al recinto.
“A esa hora se activó un protocolo de búsqueda por pasillos, aulas, espacios abiertos y zonas verdes, pero no dimos con el herido, a las 10:00 pm se realizó otra búsqueda con el apoyo de la Policía Nacional Bolivariana y tampoco encontramos nada, no se puede decir que no lo buscamos, lamentablemente había caído en un área con muy poca iluminación y no alcanzamos a verlo… hasta que lo encontraron los trabajadores de mantenimiento en horas de la mañana”.
La muerte de Hernández Sequera es la última de una serie de crímenes ocurridos en la ciudad universitaria en el transcurso del año 2017.
El 11 de julio, también en horas de la mañana fue localizado el cadáver de la profesora Paula Elba Solís (81), en la sede del instituto Anatomopatológico de la UCV. Trabajadores del Hospital Clínico Universitario la mataron para robarle su vehículo.
Meses antes, el 22 de mayo murió un presunto ladrón luego de ser lanzado desde un edificio de la Facultad de Ingeniería, la víctima fue identificada como Hernán Miguel Alemán Rodríguez (19).
El día 12 de mayo fue asesinado el comerciante Víctor Coello (47), cuando intentó impedir que le robaran su camioneta. El crimen ocurrió en las cercanías de la Escuela de Comunicación Social.
Cuando se analizan las cifras manejadas por la dirección de Seguridad de la UCV, a través de su página web, (http://direccionseguridad.blogspot.com/) una de las cosas que salta a la vista es que los homicidios no aparecen reseñados, a menos que se trate de un aparte en las estadísticas que se denomina “casos atípicos”.
Una fuente señala que se decidió establecer esa categoría, que abarca delitos violentos como homicidio, violación e incendios, para evitar sembrar alarma en la comunidad universitaria, “son hechos que no ocurren con frecuencia, pero que no deben ser ocultados para las estadísticas, por lo que se decidió agruparlos en esa categoría especial”.
En esas estadísticas se señala que en el primer semestre del año 2016 se cometieron 12 casos atípicos que representan poco menos del 10% del total de delitos cometidos en la universidad.
El comportamiento mensual de los denominados casos atípicos fue el siguiente, en enero no ocurrió ninguno, febrero tiene un pico con siete casos, en marzo ocurrió uno, en abril y mayo ocurrieron dos en cada mes, junio tiene un caso y julio tiene tres de esos casos.
Sin embargo las estadísticas en materia de seguridad tienen un problema, por lo general se quedan cortas, de acuerdo a datos manejados por la Federación de Centros Universitarios, diariamente en la UCV se cometen unos 10 robos a estudiantes, “son robos denunciados ante la Federación”, declaró en su oportunidad Hasler Iglesias, ex presidente de la FCU.
Otro tema es el relacionado con los robos a los institutos y escuelas, que se han visto afectadas en su funcionamiento debido a la cantidad de asaltos cometidos. Institutos como Medicina Tropical, el Anatomopatológico, escuelas como Comunicación Social o el Jardín Botánico han sido pasto de una delincuencia insaciable que ha llegado al extremo de robarlos hasta 16 veces consecutivas, sin que haya operado una acción efectiva por parte de las autoridades universitarias o policiales.
Uno de los grandes problemas para la dirección de Seguridad de la UCV es el Hospital Clínico Universitario (HCU), que por ser un centro de salud, no se puede limitar el acceso a él.
“Mucha gente ingresa diciendo que va al clínico, luego se van a donde les da la gana, buscan los lugares donde robar es más fácil, muchos cometen sus delitos en los alrededores del hospital”, indicó un vigilante de la UCV al ser consultado.
Esta aseveración se confirma al observar las estadísticas emanadas de la Dirección de Seguridad, que demuestran que el corazón de la Ciudad Universitaria tiene un gran problema; el área que comprende el HCU y sus alrededores figura entre las más peligrosas, con afectaciones a las zonas vecinas, como Odontología y Medicina Tropical.
Las otras áreas inseguras de la ciudad universitaria están ubicadas cerca de las salidas, para garantizar una fuga efectiva al perpetrar el delito.
La Dirección de Seguridad cuenta con aproximadamente 300 vigilantes, divididos en cinco grupos de unos 40 oficiales, que trabajan en turnos de 12 horas de guardia por 48 horas libres, con lo que se busca garantizar el servicio las 24 horas del día.
Sin embargo está demostrado que el esfuerzo es insuficiente, faltan recursos y mayor cantidad de funcionarios para garantizar la seguridad de las 80 mil personas que hacen vida en la “Casa que vence las sombras”.