Desgarradores son los testimonios de los familiares de fallecidos en la Cota 905

Es triste enterrar a mi hijo sin darle un último adiós”, dijo un pariente de una de las víctimas, que ni siquiera pueden ser veladas. Entre tanto, funcionarios esperan a las afueras de la morgue para escoltar las carrozas fúnebres y asegurarse de que los parientes de las víctimas no abran los féretros 

Carlos D´Hoy

 

La orden es que ningún 62 salga a una funeraria o velorio. A esos muertos deben llevarlos directamente al cementerio donde los sepultarán, sin abrir el ataúd, sin muchedumbres, solo pueden ir la mamá o las personas que salgan con esos muertos desde la morgue”.

La información la suministró un funcionario que labora en la morgue de Bello Monte y confirmada por un funerario y por un oficial de la Policía Nacional Bolivariana.

El uniformado, quien pidió no ser identificado, señaló que 62 es la clave radial que se utiliza para describir un enfrentamiento. Los 62 a los que se refieren son los fallecidos en esos choques entre fuerzas policiales y presuntos delincuentes, particularmente a los provenientes de los hechos ocurridos en la Cota 905.

Los funcionarios policiales salen en motos desde la morgue de Bello Monte, escoltando las carrozas fúnebres hasta los cementerios donde se vayan a realizar la sepultura. Una vez en el lugar verifican que el ataúd no sea abierto, que se coloque en el hueco y lo cubran de tierra. Deben tomar una fotografía de la operación y de la tumba cubierta, luego se retiran.

La medida no es nueva, desde inicios de año se ha venido implementando. Su objetivo es evitar que le rindan homenajes a los fallecidos en los enfrentamientos. Esta decisión termina castigando a los familiares de las víctimas, que son quienes se encargan de los trámites, del retiro de los cuerpos de la morgue y de su sepultura.

 

No poder despedirme hace peor su muerte”

 

Edwin Gámez fue uno de los fallecidos

 

Me siento muy mal, es muy triste perder a un hijo, sea como sea la forma de su muerte. Es un dolor muy grande. Pero no poder despedirme hace peor su muerte. No nos dejan decirle adiós. La última vez que lo vi fue tan horrible, estaba lleno de sangre y desnudo en el sótano de la morgue, no quisiera recordarlo así, pero esa es la última imagen que me queda de él”.

La que habla es Maura Gámez, madre de Edwin Gámez, de 24 años de edad. La mujer relató que a su hijo lo mataron delante de su nieta de 4 años. “Él era obrero, pero la policía lo vincula con la banda de Coqui y con la Cota 905. Dicen que lo mataron en un 62, pero quién se va a enfrentar a tiros con su familia en la casa, lo mataron delante de su hija”, dijo.

Agregó que en ese enfrentamiento ocurrido el pasado lunes 12 de julio en El Valle y que fue detenida la pareja de él. “A los dos los implican en terrorismo, él tuvo sus problemas con la justicia, pero se había enderezado, ella está presa y está embarazada”, relató Gómez.

 

Reconozco que se había ido por el mal camino

A mi hijo, Luis Miguel Valdez Cova, lo mataron en la Cota 905. No sabemos cuándo fue. Nos enteramos cuando nos llamaron por teléfono para decirnos que uno de los muertos de la Cota se parecía mucho a él. Lo mataron junto a otro, iba en una moto en un camino de tierra cuando les dispararon. De verdad que no sé en qué parte de la Cota lo mataron”, indicó la madre del occiso.

Valdez Cova dejó cuatro hijos. “Él estaba en el mal camino. Hace dos años, el día de mi cumpleaños, el 16 de enero, había salido de la cárcel y se fue a ese mundo. Me siento muy mal porque no pude hacer nada por él, porque él escogió esa vida y no hubo manera de sacarlo de allí. A mis otros hijos les he dicho, les he dado consejos, esa de la delincuencia es una carrera fácil, pero es la más corta, acaba con tu vida: allí está mi hijo muerto”, se lamentó la mujer.

 

Él se vino para la Cota”

La mamá de Mauro Antonio Brazón Contreras, de 34 años de edad, también enfrentaba la realidad de enterrar a un hijo que en vida estuvo involucrado al mundo de la delincuencia.

Él estaba preso en Carúpano y salió libre hace más de un año. Hace tres meses se desapareció, decidió irse de Carúpano y se vino para la Cota 905, quería unirse a esa banda que era como un imán para él. Allí está: terminó muerto. No hubo manera de que se enderezara, él sabía que en algún momento lo matarían”, contó.

Continuó su relato: es muy doloroso no verlo, no poder llevarlo y enterrarlo allá en Carúpano. Que la policía no nos deje despedirnos, hace más de tres meses que no lo veía, y lo vi tan mal en la morgue, ese será el último recuerdo que tengo de él”.

 

Siguen retirando cadáveres

A una semana de los violentos enfrentamientos en la Cota 905, familiares de los fallecidos continúan retirando los cuerpos. A los de Gámez, Valdez Cova y Brazón Contreras se suman los parientes de Sarid López y los de un joven no identificado cuyos familiares se negaron a dar los datos de identidad, pero que reconocieron que el hombre era miembro de una banda y que murió en la Cota 905. Se suman a la lista los seres queridos de Dángelo Jesús Mendoza.

López era miembro de la banda de Coqui. Fue retratado durante la toma que hizo esa organización del Club de la Policía Metropolitana. Estaba residenciado en San Agustín del Sur, de donde huyó el pasado sábado. Este martes murió en un supuesto enfrentamiento en Caucagüita con funcionarios de Polimiranda y del Cicpc.

 

Es inocente”

El recuento de las víctimas de la violencia capitalina cierra con el caso de Dángelo Jesús Mendoza Angulo, de 30 años. “Él tenía dos trabajos, laboraba en el Hipódromo en las mañanas y en el Instituto Venezolano de Seguros Sociales de Coche. En los dos era obrero y no tenía problemas con la justicia”, contó un allegado.

La policía dice que él se enfrentó, pero sus familiares indican que lo mataron mientras dormía. “Dángelo llegó cansado a la casa, se puso sus audífonos y se acostó. Su hermana tuvo que salir a visitar a otro familiar y cuando no había nadie en la casa llegó la policía. No sabemos qué pasó, él era inocente, no hizo nada, tenía problemas mentales luego de una caída, era una persona sana, solo le importaba su música y sus trabajos. Al final lo mataron como a un perro”, dijo uno de sus parientes.

 

Foto: Carlos Ramírez