Familiar de Xiomara Scott: "No sé por qué arremeten contra tantas personas"
La víctima, que entre sus parientes era conocida como “La Morocha”, era una enfermera a quien habían jubilado hace dos años del Hospital Periférico de Catia. Vivía en el 23 de Enero, una parroquia de Caracas controlada por colectivos armados como los que la mataron
Las fotos de Xiomara Soledad Scott que circularon en redes sociales este domingo, 16 de julio, sirvieron para que sus vecinos la identificaran y llamaran a sus familiares. Las imágenes la mostraban tendida sobre el pavimento y con la mirada perdida. El mono deportivo azul y parte de la camiseta gris que llevaba puesta estaban manchadas de sangre. Minutos antes, una bala disparada por paramilitares del chavismo, le había perforado la pierna derecha y roto la vena femoral. Al Hospital Periférico de Catia Dr. Ricardo Baquero González” llegó sin signos vitales.
El suceso ocurrió a las 2:00 pm, pero fue a media tarde cuando los parientes de Scott, una enfermera de 60 años que se había jubilado en 2015, supieron que había sido víctima de la violencia de Estado. La balearon mientras estaba en la cola para votar en la consulta popular convocada por la oposición. Los colectivos de la zona habían pasado varias veces por el sitio para provocar a los electores y estos, en respuesta, les gritaban insultos, los llamaban “asesinos”. Cerca de las 2:00 pm, volvieron para accionar sus armas y herir a cuatro mujeres. Scott murió y las otras tres quedaron lesionadas.
“¿Para qué llegar a esto? ¿Para qué llegar a estos extremos? Yo no sé qué está pasando ahora que todo es matanza, todo es violencia. Yo no me explico porqué hay que llegar a estas medidas y a arremeter contra tantas personas”, dijo a Monitor de Víctimas un sobrino que prefirió no identificarse. Él conoció la noticia cuando se comunicaron con él en La Guaira. Junto a su madre, eran los familiares que vivían más cerca de Scott, quien residía con una amiga en el bloque 36 del 23 de Enero, una parroquia al oeste de Caracas que está controlada por numerosos colectivos armados. El resto de la familia vive en varios puntos del interior del país.
Scott no tenía hijos ni pareja. Le llamaban “La Morocha” porque había nacido junto a otro hermano que murió hace varios años en un accidente de tránsito. Su vida se la había dedicado a su carrera, por eso, luego de licenciarse en la Universidad Rómulo Gallegos, había cursado varios diplomados. Había llegado al cargo de supervisora en el Hospital Doctor Miguel Pérez Carreño, en La Yaguara, donde trabajó toda su vida y solía laborar en el área de Terapia Intensiva.
Su sobrino, quien la visitaba con frecuencia, la recordó como una mujer atenta, cariñosa y dedicada. “No había ninguno a quien no ayudara”, comentó. La mujer sufría de artritis y debía luchar contra la escasez de medicinas para poder tratarse. Aunque no informó a su familia que ese día asistiría a la consulta popular, sí solía decirles lo difícil que se le había hecho la vida a raíz de la crisis.